Admitió Chá La Compra De Tragamonedas Ilegales
El director nacional de Casinos del Uruguay, Javier Chá, admitió ante la justicia que compró en marzo del 2011, diez tragamonedas que funcionaban en el país de forma ilegal en el casino de Atlántida, a un precio de 94 mil dólares.
Chá, fue el único postor en un remate de esas máquinas el 17 de marzo de 2011 y el estado desembolsó 9.400 dólares por cada slot marca Orión, modelo T2 que tenían en ese momento una antigüedad de dos años, cuando una máquina de última generación cuesta 10.000, según la investigación realizada por el semanario uruguayo Brecha.
El 29 de julio de 2011 el director general de Casinos, Javier Chá, argumentaba ante el Parlamento por qué había comprado en remate unas máquinas tragamonedas que los servicios técnicos de la institución desaconsejaban instalar por considerarlas antiguas: “Desde el punto de vista comercial, en el que me he desempeñado durante mucho tiempo, esa opción me pareció impecable”, afirmó.
Ahora debió admitir ante la Justicia del Crimen Organizado que esas máquinas, funcionaban de manera ilegal, y que es el propio Estado el que debe pagar tributos y tasas de importación para legalizarlas, además de las multas y recargos previstos por la ley para este tipo de ilegitimidad.
En la investigación judicial, el director de Casinos responsabilizó al encargado interino del Área Comercial, Luis Gama, y al gerente del Área de Administración General, Daniel Bollota, por no haber notado e informado la irregularidad de las máquinas antes de comprarlas.
Un mes antes del remate el director de secretaría del Ministerio de Economía, Pedro Apezteguía, había solicitado al Área de Administración General de Casinos del Estado que “explicite los motivos por los cuales se mantienen desde el año 2008 a prueba las máquinas de referencia”. La interrogante correspondía porque los slots habían ingresado al país en “admisión temporaria” (es decir: sin pagar los impuestos de importación correspondientes, en los plazos previstos). A pesar de ello, las tragamonedas seguían funcionando en el Casino de Atlántida de manera ilegal.
Después de tanto tiempo, la firma propietaria de las máquinas, Orion Gaming International –representada en Uruguay por Tecnofor sa–, preguntó a Casinos si se las iba a quedar. Se le respondió que no porque no cumplían con los requisitos: eran máquinas que ya tenían dos años de antigüedad.
La empresa entonces dispuso el remate de los slots por parte del Estudio Fain (en la calle Cerrito 323), pero los oferentes debían ir a ver la mercadería al Casino de Atlántida, donde las máquinas siguen funcionando. En la Comisión de Hacienda de la Cámara de Representantes llamó la atención que el remate se realizara, “sin comisión y sin seña”, en la sala de la calle Cerrito.
Cuando el Parlamento se interesó en el tema, Chá dijo en una comisión de Diputados: “Si yo pudiera elegir qué diez máquinas comprar en el mercado internacional, hubiera elegido otra marca, máquinas con otros juegos y seguramente mucho más caras. Pero aquí hay que optar de acuerdo con las posibilidades económicas en el marco de la emergencia en cuanto a mejorar el parque de máquinas”.
Brecha agrega sobre este punto que con la compra de las máquinas usadas e ilegales, el Estado se ahorró 600 dólares por cada una, aunque ello fue “bastante menos que las multas y recargos que debería pagar” por la regularización.
Para el director Chá, la situación ha sido de “tal gravedad” que ha “afectado la imagen y el prestigio del organismo y de su director, constatándose además un perjuicio económico para la Dirección Nacional de Casinos”.
Fuente: Brecha